El pasado 24 de Noviembre, los alumnos de 2º de Magisterio de Primaria de la Universidad Jaume I de Castellón, tuvimos el placer de asistir a una conferencia impartida por Jaume Martínez Bonafé, actualmente profesor de la Universidad de Valencia, titulada ¿De qué hablamos cuando hablamos de los libros de texto?
Toda la conferencia me resultó muy interesante y me propuso numerosas cuestiones en torno a este tema, sobretodo la pregunta ¿Podemos enseñar sin libro de texto?
Durante toda mi estancia en la escuela e instituto he ido aprendiendo a base de libros creados por las propias editoriales, libros que únicamente me proporcionaban aquellos conocimientos que las editoriales y el currículum consideraban correctos, pero ¿ninguno de mis maestros se planteó alguna vez que quizás esos contenidos no eran realmente lo que necesitaba aprender? o ¿aquello que planteaban los libros, era lo correcto?
Muchos de los docentes hoy en día, siguen considerando el libro de texto como una herramienta fundamental y básica para su trabajo, es como la pintura y el pincel para el pintor, como la llave inglesa para el mecánico etc. Mientras que Jaume Martínez Bonafé los considera “una herramienta de desprofesionalización”, y ahí debo de darle la razón.
Los libros de texto ofrecen al docente una programación completa para todo el curso, una programación con unos contenidos, objetivos que únicamente deben poner de inmediato en práctica en su propia aula y para colmo, también les proporcionan la evaluación, en definitiva no deben mover un dedo.
Durante la conferencia de J. Martinez Bonafé, me vino a la mente mi periodo de “Practicum” que tuve el honor de realizar el año pasado, y me acordé muchísimo del aula a la que fui invitada. Un aula de tercero de primaria con niños de 9 y 10 años, cuya maestra trabajaba única y exclusivamente con el libro de texto.
Mi asombro fue cuando la propia maestra me pidió que corrigiera unos ejercicios que los niños debían de haber hecho en su casa. Yo toda asustada, por que nunca en mi vida había dado una clase y menos corregido unos ejercicios que previamente no tenía ni idea de que iban, me lancé a ello. Mi sorpresa fue cuando la propia maestra me dijo: “Andrea, no te preocupes aquí tienes el libro con todas las soluciones, con cada paso que se debe realizar y los resultados correctos.”
Desde ese mismo instante, pensé: Yo no quiero ser como esta maestra, que únicamente les enseña a sus alumnos aquellos contenidos que hay en el libro, yo quiero ser una maestra innovadora que sea capaz de crear sus propias actividades para que sus alumnos aprendan todo lo posible y se diviertan a la vez.
Que los docentes sigan la misma metodología que la situación que anteriormente he descrito, provoca que estén estancados, que no avancen, que no se reciclen y que no aprendan cosas nuevas e interesantes como las que podemos aplicar hoy en día en nuestras propias aulas.
La incorporación de las nuevas tecnologías en las aulas y hogares, pueden sustituir fácilmente aquello que conocemos como “libros de texto”. Los libros de texto en esta sociedad de la información se han quedado anticuados, con contenidos pobres y cerrados.
Internet nos proporciona hoy en día en menos tiempo, todo aquello que necesitamos saber, nos permite conectar con gente de otros países (Skype, Twitter...), tener experiencias nuevas en tiempo real, en crear nuestro propio canal de televisión (Ustream), crear nuestro propio álbum de fotos (Flickr), todo esto y mucho más, se puede ir incorporando de manera progresiva en las aulas, y seguramente los propios alumnos nos lo agradezcan y estén más activos y participativos a la hora de trabajar.
Con todo ello, cabe decir que dentro de poco tiempo los libros de texto morirán y con ellos las mismas editoriales, que solo hacen que sacarles el dinero a los padres, a los niños cortarles por un mismo patrón y a los docentes quedarse estancados.
Espero que con esta reflexión haya activado los cerebros de muchos docentes y se planteen de nuevo su metodología ya que hay millones de U. Didácticas y programaciones en Internet muchísimo mejores e innovadoras que las que proporcionan las editoriales “ANAYA”, “SANTILLANA” y todas las demás.
En esta misma línea, Jordi Adell lo expresa así en su entrada: "Carta a los editores de libros de texto" “Porque, si tengo a la misma distancia, un clic de ratón, una exposición del Museo Británico sobre Egipto, quizá su unidad didáctica sobre el arte egipcio me parezca un poco “cutre” y encima trabajo con la de Inglés. Si tengo las programaciones de otros docentes, quizá la suya me sepa a poco para hacer la mía propia, y si puedo trabajar junto a otras cinco escuelas estudiando un tema “sobre el terreno”, con datos actualizados en tiempo real, y los estudiantes pueden publicar sus resultados en la red, quizá sus actividades sugeridas me sepan a cartón”
En definitiva, me da lástima que con todas estas nuevas herramientas tan didácticas, sigan habiendo docentes que prefieran llegar a su casa, sentarse en el sofá, ver la televisión y mañana será otro día más ya organizado y resuelto.